Los trastornos alimenticios son un problema de salud mental y física muy común en nuestra sociedad. Pueden tener un impacto significativo en el bienestar general de una persona, desde el estado de ánimo hasta la composición corporal. El trastorno alimenticio, también conocido como trastorno de la nutrición, se define como un patrón anormal y persistente de comportamiento alimentario que puede estar relacionado con la ingesta excesiva o carente de alimentos, la preocupación excesiva por el peso o la forma del cuerpo; así como también, con la modificación o alteración de los hábitos alimentarios.
Los trastornos alimenticios van desde la obesidad a la anorexia y desde los trastornos relacionados con atracones a los relacionados con vómitos autoinducidos. Los trastornos relacionados con la nutrición pueden afectar tanto a adultos como a niños. Los síntomas más comunes que se asocian con los trastornos alimentarios incluyen malnutrición, bajo peso, malestar emocional intenso, cambios repentinos en el peso corporal y distorsiones en el sentido de imagen corporal. Algunas personas también pueden experimentar síntomas físicos tales como debilidad general, resistencia reducida a las infecciones, hiperactividad e hipoglicemia.
La prevención, tratamiento y gestión de los trastornos alimenticios requiere un abordaje complejo que implica el apoyo médico, psiquiátrico y psicoeducacional. En particular, un programa individualizado de nutrición adecuada, actividad física regular moderada e intervención psicológica restaurará gradualmente el equilibrio metabólico del paciente. El objetivo del tratamiento es restablecer un balance energético adecuado para mantener el peso corporal normal y lograr el bienestar físico y emocional general. Es importante entender que es necesario mantenerse en contacto constante con profesionales calificados para garantizar el éxito a largo plazo.
Los trastornos alimenticios son desórdenes médicos que afectan la forma en que las personas ingieren alimentos. Los trastornos alimenticios se consideran enfermedades del comportamiento, ya que pueden cambiar con el tiempo. Estas desórdenes generan problemas en la nutrición de los individuos que los padecen, lo cual ocasiona diversos males en su salud física y mental.
En estos casos, además de recibir el tratamiento clínico adecuado para combatir esta enfermedad, es imprescindible contar con un plan nutricional adecuado y diseñado por un profesional especializado para asegurar un buen funcionamiento del organismo. Estos planes deben ser individualizados dependiendo de los ingredientes y cantidades que se recomienden para cada paciente. Entre los nutrientes principales propuestos se encuentran: proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas y minerales.
Es importante destacar que durante el proceso de nutrición es clave el acompañamiento de profesionales de la salud. Estas personas servirán como soporte emocional y psicológico para el paciente coneste trastorno. De igual manera, ayudarán a mejorar su autoestima y crear hábitos alimenticios saludables para su vida diaria.
Tildar los trastornos alimenticios como enfermedades curables es posible con el apoyo necesario y el tratamiento ideal. Además de lograr un equilibrio físico y mental óptimos, ser consciente de los hábitos alimentarios saludables es básico para la vida diaria.